Mascarillas: tipos y recomendaciones
Parece que el uso de mascarillas ha llegado para quedarse, al menos durante bastante tiempo. Su uso ha sido clave para frenar la expansión de la pandemia y sigue siendo necesario para evitar volver a las condiciones epidemiológicas de la primavera de este año 2020. Durante los últimos meses hemos pasado por diferentes situaciones que han hecho cambiar la forma de utilizarlas, pasando por la recomendación de su uso hasta llegar a la obligatoriedad de usarla siempre en espacios públicos. Por este motivo, encontramos que es importante resolver ciertas dudas que nos trasladáis diariamente en la farmacia.
¿Qué tipos de mascarillas hay y para quién están recomendadas?
- Higiénicas: para personas sin síntomas que no sean susceptibles de utilizar mascarillas quirúrgicas ni autofiltrantes, sin factores de riesgo. Por ejemplo las personas que tienen que salir a la calle por motivos laborales, para disminuir el riesgo ante la imposibilidad de mantener el distanciamiento social.
- No reutilizables: de un solo uso y no lavables, de muy baja protección. Son de aspecto muy similar a las quirúrgicas, se venden fuera del canal farmacéutico y, por lo tanto, con unos controles menos estrictos que las mascarillas de las farmacias.
- Reutilizables: de diferentes tipos de tejidos, tales como ropa, con diferentes capacidades de filtración (eficacia de filtración bacteriana (BFE), el cual debe ser superior al 90%), lavables las veces que recomienda el fabricante según los ensayos realizados.
- Quirúrgicas: para personas con infección por coronavirus o síntomas de infección, protegen al resto de ser contagiados. También las pueden utilizar personas sanas sin factores de riesgo. No se pueden lavar, su uso recomendado es de 8 horas, tras las cuales se deben desechar correctamente.
- Autofiltrantes: para personal sanitario o aquellas personas que forman parte de los grupos de poblaciones de riesgo (mayores de 65 años, personas con enfermedades respiratorias crónicas…), ya que son las mascarillas que ofrecen una mayor protección. Su tiempo de uso es de aproximadamente 40 horas y no se pueden lavar.
- FFP2: generalmente utilizadas por personal sanitario o personas que puedan estar en contacto con algún enfermo (personal de limpieza, familiares…).
- FFP3: utilizadas por personal sanitario implicado en procedimientos que generan aerosoles.
Otras consideraciones:
- En el caso de las mascarillas higiénicas reutilizables (entre las que se encuentran las de ropa), el lavado debe ser de acuerdo a las recomendaciones del fabricante (las veces que se pueden lavar, temperatura…). Después de cada lavado es importante hacer una inspección visual de la mascarilla por si se detecta algún daño.
- Las mascarillas autofiltrantes pueden tener o no válvulas de exhalación para facilitar la respiración del usuario. Sin embargo el uso de mascarillas con válvula es totalmente desaconsejado en personas con procesos respiratorios infecciosos, porqué no filtran el aire exhalado por el usuario y pueden ser una fuente de transmisión de Covid-19.
- Las mascarillas tipo antipolen no protegen del virus.
- Para que una mascarilla sea eficaz debe ser sometida a diferentes ensayos y controles para evaluar la seguridad y eficacia. Por este motivo hay un conjunto de certificados de la Unión Europea y las autoridades sanitarias que garantizan que las mascarillas cumplen estas condiciones. Las mascarillas vendidas en las farmacias están obligadas a cumplir con estos certificados, garantizando que han pasado unos controles de calidad muy rigurosos. Las mascarillas compradas fuera de los canales farmacéuticos no están obligadas a garantizar un control de calidad tan exhaustivo. Es importante ser conscientes de las consecuencias de nuestras decisiones a la hora de elegir qué tipo de mascarilla utilizamos, cómo la usamos y donde la hemos adquirido, es decir, qué garantías de seguridad y calidad nos ofrece el vendedor . Hay que dejarse aconsejar por los expertos. Los farmacéuticos te ofrecemos la opción que más se ajuste a tus necesidades
¿Qué debemos sacar de todo esto?
La mascarilla no es sólo un equipo de protección individual, sino que con su uso protegemos a la comunidad. Actualmente es obligatorio utilizarla en cualquier espacio público. Antes de la pandemia parecía impensable llegar a una situación como esta, pero si observamos otras culturas el uso de la mascarilla está más extendido. Un ejemplo son algunos de los países asiáticos, donde las personas enfermas o con un simple resfriado la utilizan para proteger al resto de ser contagiados, un pensamiento totalmente arraigado que hace que esté mal visto ver a una persona toser o estornudar sin ella. ¿Habremos aprendido a tener ese plus de responsabilidad dentro del conjunto de la sociedad que nos rodea?
Todos deseamos que la situación actual termine pronto, poder decir adiós de una vez llevar la mascarilla. ¿Pero volveremos realmente a no tener que utilizarla en ningún lugar? ¿O a partir de ahora debería ser obligatorio llevarla siempre en algunos lugares, como por ejemplo, centros de atención primaria u hospitales donde pueda haber personas infectadas por cualquier agente infeccioso? ¿En aeropuertos o lugares con mucho tráfico de personas? ¿Deberíamos hacer como en otros países y utilizarla siempre que estemos enfermos y podamos contagiar a alguien? Algunas cosas volverán a la antigua normalidad, pero otras han llegado para quedarse. Al menos, la concienciación social hacia las enfermedades infecciosas estamos seguros que ha cambiado. Y aprovechamos la ocasión para recordar que el mal uso de medicamentos para tratar estas infecciones, como pueden ser antibióticos y antivirales, hace aumentar las resistencias, haciendo que cada vez haya más microorganismos multirresistentes e infecciones de diagnóstico complicado. Los expertos en el ámbito prevén un futuro donde las infecciones por microorganismos formarán parte de las primeras causas de mortalidad a escala global. Por ello, el futuro está en manos de todos.