Antisépticos y desinfectantes

Este año 2020, debido a la crisis sanitaria del COVID-19, el uso de antisépticos y desinfectantes se ha disparado, una tendencia que, aunque pase la crisis, parece que se mantendrá debido a la concienciación social. Ha sido mucha la información que ha circulado sobre qué productos son los más adecuados y cómo utilizarlos en cada caso. Por este motivo creemos que es necesario aclarar algunas dudas sobre estos.

¿Conocemos realmente la diferencia entre un desinfectante y un antiséptico?

Los antisépticos son sustancias antimicrobianas que se utilizan tópicamente en tejidos vivos (como la piel) para destruir o inhibir la reproducción de los microorganismos, diferenciándose de los desinfectantes por su toxicidad menor. Los desinfectantes son agentes antimicrobianos locales que se utilizan sobre superficies inertes o inanimadas, ya que su aplicación en tejidos vivos genera irritación y/o toxicidad.

¿Cómo sería el antiséptico ideal?

Básicamente debería tener las siguientes propiedades: no ser absorbido por piel ni mucosas; acción rápida y permanente; características organolépticas agradables (sabor, olor, tacto); baja toxicidad; amplio espectro antimicrobiano que englobe bacterias grampositivas y gramnegativas, hongos y virus; no se inactive en ponerse en contacto con materia orgánica. Los antisépticos en su aplicación sobre heridas, son considerados y regulados como medicamentos por las agencias sanitarias correspondientes.

A continuación explicaremos los antisépticos y desinfectantes más comunes, como actúan, en qué casos está indicado su uso, sus efectos adversos y las precauciones que debemos tomar a la hora de utilizarlos.

Antisépticos:

  • Alcoholes (etílico e isopropílico): son compuestos orgánicos utilizados históricamente como antisépticos de limpieza y desinfección de heridas. Además de su actividad antimicrobiana, son un buen solvente de otros productos antisépticos y desinfectantes que potencian la actividad. Poseen una acción rápida y de amplio espectro, actuando sobre bacterias, hongos y virus. El alcohol etílico es considerado más potente como viricida (neutraliza o destruye virus) y el isopropílico como bactericida (neutraliza o destruye bacterias). El alcohol se utiliza muy frecuentemente para antisepsia de la piel, sobre todo antes de inyecciones o de un procedimiento quirúrgico menor. También se utiliza para desinfección de material no crítico, como termómetros. Una de las presentaciones más utilizadas últimamente es en forma de gel hidroalcohólico para la desinfección de manos, el cual sólo es efectivo en concentraciones superiores al 70% de etanol. Por otra parte, no se recomienda su uso sobre heridas, ya que produce irritación, precipita las proteínas plasmáticas y causa la formación de coágulos, favoreciendo el crecimiento bacteriano. También hay que destacar que son compuestos volátiles e inflamables, por lo que deben almacenarse  en condiciones adecuadas y manipularse con precaución.

 

  • Yodóforos (povidona yodada y tintura de yodo): la actividad antiséptica y desinfectante de estas sustancias viene determinada por la cantidad de yodo elemental que contienen. Actúan frente bacterias, hongos y virus. Las presentaciones comerciales que encontramos de povidona yodada contienen un 10% de esta, que equivale a un 1% de yodo elemental, mientras que la tintura de yodo contiene un 2% de yodo elemental y un 2,5% de yodo potásico. La povidona es menos activa que la tintura y su acción es más lenta, pero presenta la ventaja de que mancha menos la piel y es menos irritante.

 

  • Agua oxigenada (peróxido de hidrógeno): aunque se ha utilizado mucho para la desinfección de heridas, su efecto no es muy satisfactorio, ya que es inactivada rápidamente en contacto con los tejidos (por una enzima que la descompone, llamada catalasa), perdiendo efectividad. Su actividad antibacteriana es débil y también es viricida. Se utiliza como antiséptico en concentraciones del 3% y provoca escozor al aplicarse sobre heridas abiertas, siendo de elección para cortar el sangrado de estas.

 

  • Clorhexidina: es un antiséptico de acción muy rápida, con efectividad frente bacterias, hongos y virus con cubierta lipídica. Se mantiene activa en presencia de jabón, sangre y materia orgánica, por lo que puede utilizarse tanto en heridas abiertas como en piel sana. La presentación más común es en solución acuosa para la desinfección de heridas, sin manchar la piel. Se utiliza ampliamente en niños y mujeres embarazadas, ya que en estos grupos se intenta evitar la aplicación de yodo. Otra ventaja es que no se absorbe a través de la piel ni suele producir reacciones alérgicas. También cabe destacar su uso como desinfectante bucal, en diferentes concentraciones que pueden manchar los dientes si se utiliza durante demasiado tiempo, por lo que hay que consultar al farmacéutico antes de comenzar este tipo de tratamiento.

Desinfectantes:

  • Compuestos clorados (hipoclorito de sodio): los compuestos de cloro son los desinfectantes más utilizados en el ámbito industrial y en el tratamiento de aguas. El más conocido es la lejía, una solución diluida de hipoclorito de sodio. Tiene un amplio espectro de actividad, eliminando bacterias, virus y hongos. Se debe utilizar con precaución, ya que en contacto con la piel es muy irritante. También hay presentaciones comercializadas muy diluidas de hipoclorito de sodio para la desinfección de frutas y verduras.

A estas alturas podemos decir que hemos aprendido y nos hemos concienciado de la importancia de la desinfección de superficies y alimentos, además de acostumbrarnos a lavar a menudo las manos. Necesitaremos mantener estas costumbres, ya que es útil para evitar infecciones de diferente etiología, pero hay que utilizar el antiséptico o desinfectante más adecuado para cada situación. En la farmacia le aconsejaremos el más indicado en cada caso y cómo cuidarnos la piel ante posibles efectos no deseados derivados de su uso.

 

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